Leopoldo
Murmuran
pájaros en los jardines
del
manicomio, perturbando la paz
allí
conspirando de forma sagaz
los
medios que justifiquen los fines.
Duermen
panza arriba los puercoespines.
Saben
que la vida es algo fugaz
para
hacerle caso siempre al capataz,
que es
mariscal, de las vidas ruines.
Y allí
Leopoldo los observaba.
Dedos
amarillos, ojos de Enero,
sacando
rédito a su locura.
¿Y si
el malditismo pasa factura?
Claro
que la pasa amigo Panero.
No hay
nada que hoy no cueste dinero.