Diría
que he visto una luz sobre el páramo
reflejada
en sus colmillos arenosos
Me
gustaría creer que son luces remotas
por
donde se deslizan inmensas lenguas
quizás
luces de contrabandistas
helándose
tras la loma
rascando
las últimas hebras
a
tientas en el zurrón
buscando
la picadura,
pero
lo mas probable es que sean
los
destellos de un gran foco
encañonado
hacia el cielo
de
algún club de carretera
de
la N-623 (léase seisdostres)
Diría
que he visto una luz sobre el páramo
una
luz rebobinada hasta aquel amanecer
donde
mi padre y yo viajamos
rumbo
al hospital militar de Burgos
a
intentar librarme de la mili
con
la bolsa del polvo de la aspiradora
y
un paquete de Ducados
para
convocar al asma
En
un Renault 5 rojo
atravesamos
la meseta
cuando
se cruza
en
la carretera
¿una
liebre?
-
es lo que dice mi padre-
un
golpe seco en los bajos
por
el retrovisor la veo
girar
sobre un eje invisible
como
un derviche peludo
después
corre hacia al arcén
desaparece
entre el brezo
y
yo quiero imaginar
que
sobrevivirá al impacto
Comentamos
excitados la jugada
pero
pronto lo dejamos
y
volvemos a caer en el letargo
de
la total amplitud
que
ahora mismo nos rodea
Diría
que he visto una luz sobre el páramo
un
destello de alacranes
que
van a batirse en duelo
una
luz deslizándose en la charca
y
sobre los grandes circos de piedra
siluetas
recortadas de caballos
-papiroflexias
salvajes-
observando
sus dominios
Diría
que he visto una luz sobre el páramo
no
sería el primero en afirmarlo
las
mujeres que miraban siempre al cielo
hacían
hasta aquí peregrinajes
acompañadas
de una pequeña comitiva
-decían-
no
ser allí molestadas
emitían
cuando oraban
un
murmullo siseante
tratando
de interpretar las nubes
encontrar
el mínimo indicio
que
provocase la catarsis
clavaban
en el suelo urnas de madera
donde
los fieles contribuían
en
función de sus posibles
por
las noches ardían hogueras
que
perduraban hasta el amanecer
sufrían
desprendimientos
de
retina y desmayos
que
achacaban obviamente
a
los designios divinos
pasados
los días
cuando
cambiaba el viento
el
séquito levantaba el campamento
dirigiéndose
hacia el sur
en
busca un nuevo pedazo de cielo
donde
posar la mirada
Paramo
y luz
así
es como bautizamos
a
los dos perros de caza
que
siempre merodeaban
hambrientos
por
el área de servicio
Diría
que he visto una luz sobre el páramo
el
latido compartido
el
derrape
la
fricción
invitando
al estruendo
la
venganza de la liebre
la
efigie de chatarra
en
la que se ha convertido
la
BMW R 80 del agente
después
la restauración
del
silencio
tras
la muerte
Diría
que he visto una luz sobre el páramo
una
luz de posición
peinando
la carretera
el
ronroneo mecánico
de
un gran armatoste naranja
apartando
lentamente
la
pelambre del camino
el
niño manoseando
el
caparazón del insecto
la
extensión de su oquedad
repleta
de ondulaciones
el
agradable tacto
gastado
de sus celdas
donde
ejércitos de ojos le multiplican
después,
la carcasa es arrojada
por
el diminuto hueco de la ventanilla
vuela
sin control por un momento
para
caer de espaldas
recuperar
la tierra seca
y
no hacerse añicos
Diría
que he visto una luz sobre el páramo,
la
sangre del cobertizo
donde
se refugió la nieve
para más tarde apagarse
como
un deshidratado
y
sucio fruto gris
-Diría
que he visto una luz sobre el páramo.
-casi
podría jurarlo-
lo
decía Chritopher Lee
asomado
a una ventana
de
una mansión victoriana
cuando
divisaba el páramo
lo
escuché en una película
una
de esas de la Hammer
que
son de terror amable
Christopher
miraba hacía el páramo
al
lado de él otro hombre
los
ojos grandes , negros
un
poco vidriosos
fijados
probablemente
en
algún cámara aburrido
de
aquella inexistente superficie
Cuando
al fin desaparecen del plano
no
quedan más
que un par de toses lejanas
una
ventana vacía
y
cables enrollados por el suelo